Tenemos un sistema defensivo que nos protege, por varios motivos puede disminuir su eficacia y hacernos vulnerables a padecer infecciones y patologías. Los diversos motivos pueden ser el estrés, mala alimentación, vida sedentaria, cambios de estación, cambios bruscos de temperatura, malestar emocional, entre otros.

ALIMENTACIÓN

Comer saludable, con una dieta equilibrada y variada, contribuye a un buen funcionamiento de defensas. Elimina de tu dieta comida tóxica, comida “chatarra”, evitando comida ultraprocesada y refinada. Es importante que en nuestra alimentación se incluyan frutas y verduras, ricas en vitaminas, antioxidantes y minerales; legumbres, ricas en proteínas; pescado azul, aceite de oliva y frutos secos para asegurar un aporte equilibrados de los diferentes tipos de grasa esenciales para la salud. 

BIENESTAR EMOCIONAL

Un alto nivel de estrés, una alteración emocional debida a situaciones no deseadas o no saber gestionar tus emociones, así como no descansar las horas necesarias pueden hacer enfermar a nuestro organismo y que su sistema inmunitario se vea afectado. Dormir es necesario para encontrarnos con energía y descansados al día siguiente, además de para que nuestro sistema inmunitario funcione de forma adecuada, ya que al dormir nuestro organismo aprovecha para regenerarse y fortalecerse.

Cuando una persona experimenta un estado de tensión y ansiedad durante un período de tiempo continuo está viviendo lo que se conoce como estrés, y esto puede originar todo un abanico de afecciones tanto físicas como emocionales.

Con el estrés se liberan hormonas, provocando un gran número de cambios físicos y fisiológicos, alterando nuestro funcionamiento del organismo y sistema inmunológico.

EJERCICIO

De manera regular y moderada, realizar ejercicio físico es beneficioso para nuestro organismo y, por consiguiente, ayuda a nuestro el sistema inmunitario. Evita la vida sedentaria, por ejemplo, simplemente caminando el corazón bombea sangre por todo el cuerpo. Los pulmones reciben sangre del corazón y reponen el suministro de oxígeno, son un par y también necesitan nutrientes para continuar sus procesos.

La Acupuntura, la Programación Neurolingüística (PNL) y el Mindfulness te pueden ayudar.

María de los Ángeles Casal

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